El régimen militar de los años sesenta y setenta introduce cambios dramáticos en las concepciones del diseño arquitectónico, su búsqueda de lenguaje tectónico halló en el brutalismo la cabida que necesitaba. Aunque incurre en una contradicción, ya que se concentra en la arquitectura institucional administrativa antes que en la vivienda o en el equipamiento colectivo.
Recordemos que el brutalismo (nombre bautizado por Reyner Banham y recogido de la frase francesa “betón brut” –hormigón crudo- utilizada por Le Corbusier) buscaba que la tecnología debía hacer más democrática y abierta a la sociedad, se orientaba al funcionalismo eliminando convencionalismos, su expresión consistía en mostrar los servicios al exterior y los materiales tal cual son, la utilización innovadora del concreto expuesto, vidrio autoportante y estructural, áreas verdes absolutamente controladas, superficies reflejantes y la libertad formal. Un aspecto poco mencionado es el factor económico ya que este estilo iba más allá de la estética e ingresaba al mundo de la ética, a la expresión no convencional e innovador con un costo inferior. En pocas palabras, existía todo un discurso reflexivo y ético detrás de las formas, iba desde imponer un orden hasta expresar “sinceramente” todo aquello que conformaba a la obra arquitectónica, sin revestimientos, sin ambigüedades. El brutalismo significaba una liberación de todas las inhibiciones estéticas y un acercamiento a la inteligibilidad del edificio. Por lo tanto, en esta nueva arquitectura el esfuerzo ya no está solo en el sentido de la función, sino también en el de la significación de dicha función (1)
En el discurso nacionalista, propio del gobierno dictatorial, se propone la revalorización del campesino, del trabajador y de “identidad” peruana. Empieza el figuretismo a las culturas preincas en las formas de los edificios públicos; mientras tanto en el mundo se abría una discusión fascinante entorno a la critica y contradicción del movimiento moderno, debate en la quedamos excluidos ya que el régimen dictatorial rechazaba cualquier acercamiento con el “imperialismo yanqui” y justamente la discusión se daba en las sociedades liberales, además que marginaba al gremio de arquitectos ya que había apoyado fervientemente en la época democrática (2)
La contradicción más clara fue que mientras la apertura y discusión a nuevos discursos se llevaban en sociedades libres, acá se empezaba a utilizar un brutalismo (cuyo discurso oficial era eminentemente ético) en una sociedad cuya libertad estaba restringida.
Sin embargo eso no quiere decir que los arquitectos colaboradores del régimen militar desconocían el discurso del brutalismo pero si cedían a las exigencias formales del gobierno, no todos, pero si la mayoría. Así mismo esto no quiere decir que hubo mala arquitectura, todo lo contrario, existió buenas propuestas, una de las que merece especial atención es la propuesta del arquitecto Rodrigo Mazuré con sus famosas “Identidades”(3). En el ámbito privado, se reduce su expresión y tiende a espacios más funcionales. Algunos arquitectos definieron a esta tendencia como la “nostalgia del sector social conservador desplazado del poder, o como una reacción a una arquitectura dominante simplista e incapaz de satisfacer las necesidades de representación de sus habitantes” (4)
El arquitecto Jose Beingolea del Carpio, una vez, en una conferencia, dijo: “No existe una arquitectura peruana sino un puñado de buenos arquitectos peruanos”. Una reflexión que nos llevo a un vacío interior profundo. En el Perú, el brutalismo mayormente careció de esos aspectos reflexivos que se discutieron en el mundo hace cuarenta años y lo que es peor, lo poco que se trató de edificar, el día de hoy se destruye impunemente. Tal es el caso que empecemos a ver el ex Ministerio de Pesquería -hoy Museo de la Nación- pintado y enlucido, al igual que el centro cívico de Lima (ganador de un concurso). La reflexión del arquitecto José Beingolea nos lleva a la explicación de todo esto. No sorprende que se atente contra las obras arquitectónicas incomprendidas e impuestas sin un discurso que las respaldara.
Desde la extinción del grupo Espacio y algunos esfuerzos individuales no se volvió a poner en la mesa del debate el tema de la arquitectura peruana.
Notas
1”…Una forma que no demuestra en sí misma su derecho a la vida gracias a su transparente función, sino que sólo es puesta para que haya forma, es no-verdadera y por tanto inaccesible incluso como forma..”. - ADORNO, Dialéctica Negativa
2 Recordemos que Fernando Belaunde Ferry fue arquitecto, y dentro de su equipo técnico contó con la colaboración activa del colegio de arquitectos para la realización de proyectos urbanos, constructivos, planes urbanos, etc.
3 Placas de concreto que organizaban los espacios poniendo énfasis en la función y expresión formal de modo que hacían innecesaria la utilización de pórticos estructurales, dándole una identidad “honesta” al edifico arquitectónico.
4 www.arquiandina.com - portal peruano de arquitectura, Crisis de la Modernización 1965-1980
Referencias:
El Nuevo Brutalismo: Ética o estética? 1966, Peter Reyner Banham - Architectural Press
Crisis de la Modernización, Arquiandina - http://www.arquiandina.com/
Bitácora de Arquitectura, http://www.warquitecturaperuana.blogspot.com - Claudia M. Delgado.
Bitácora de Arquitectura, http://www.warquitecturaperuana.blogspot.com - Claudia M. Delgado.
Imágenes
1 Museo Pompidou (París-Francia 1977) Renzo Piano, Richard Rogers - (muchos consideran que este edificio pertenece a la arquitectura "High-Tech", sin embargo, por sus características y su concepción, debe de estar dentro de la arquitectura Brutalista.
2-3 Boston City Hall (Massachusetts - EEUU 1969) Kallmann McKinnell y Knoweles.
4 Cuartel General del Ejército (Lima - Perú), no enontré mucha información al respecto.
5-6 Museo de la Nación, Ex ministerio de Pesquería ( Lima - Perú 1975) Rodrigo Mazuré, Miguel Cruchaga y Emilio Soyer.
7-8 Centro civico de Lima (Lima-Perú 1974) José García Bryce, Carlos William, Adolfo Córdova, Miguel Angel Llona, Jacques Crousse, José Páez.
9 Hospital Regional de Huancayo (Junín-Perú 1992) Quiroz & Quiroz Arquitectos. (esta obra no pertenece al período militar de los años setenta, sin embargo, el edifico muestra todas las consideraciones que exige el Brutalismo.